Suenan las campanas, un, dos, tres

Ritmo. Es eso que nos mueve aunque no queramos movernos. Claro, una teoría un poco más "profesional" nos diría que si queremos hacer un hit - en el sentido armonioso - lo hagamos a determinada frecuencia con tantos Hz, y si queremos hacer un tema muy polenta usemos otras frecuencias, y si queremos hacer un tema pa relajarnos usemos otras. Y está comprobado eh!
Si uno se fija en los grandes éxitos están todos hechos alrededor de las mismas frecuencias medias, que tanto pegan porque al cuerpo tan bien le sientan, digamos que el cuerpo se siente cómodo, como si estuviese en equilibrio cuando le revolotean ciertos sonidos. En cambio cuando descontrolamos con todo en otro tema vemos que tienen otras frecuencias que nos excitan mucho más y por eso saltamos o hacemos pogo y desbundamos. Lo mismo pasa con las canciones que hacen que nuestro cuerpo se sienta relajado, las frecuencias de esas canciones nos dan tranquilidad y entonces nos invade una calma.
El tema es que todo resulta más interesante cuando instintivamente sentimos todas estas cosas aunque no nos pongamos a ver los entretejidos de las ondas. Sabemos con solo hacer la prueba que el cuerpo y el ritmo van de la mano, a pesar de que cada humano prefiera determinado ritmo, porque eso ya pasa a ser un tema subjetivo.

Uno de los ritmos que más me gusta es la salsa. No diré que soy fanático, pero me gusta. Se impone cuando estamos en clima alegre con amigos, y tenemos a mano un balde, una mesa, una puerta a falta de tambor, que rara vez falta! Ya he dicho en entradas anteriores que lo mio no es el baile, pero unas palmitas y golpecitos te hago.
Una que sepamos todos viene por el lado de Ruben Blades. Gran músico, entre otras ocupaciones a las que dedica su tiempo, y revolucionario en la salsa, ya que ha escrito letras realmente críticas comparadas con otras de este género que solamente se referían a temas sexuales.

La canción El Padre Antonio y su Monaguillo Andrés, es de los años 80 cuando Blades cantaba con el grupo Son del Solar y está en el disco Buscando América.
Sin duda el ritmo es impresionante y me hace disfrutar como loco, pero también me encanta la letra. Es la historia de dos personajes: un cura llamado Antonio, y su monaguillo Andrés.
Como muchos Padres, Antonio vino al pueblo a expandir su religión y ahí se junta con Andrés, un niño de ese lugar, que alentado por su familia, decide aprender la vocación.
Acá viene la parte que más me gusta de la letra y dice:

El niño Andrés Eloy Perez tiene diez años,
estudia en la elementaria Simón Bolívar
todavía no sabe decir el credo correctamente,
le gusta el río, jugar al fútbol y estar ausente.

Es muy especial para mí porque es un chico que es muy jovencito y hasta parece ingénuamente tierna la idea de que no sabe decir bien el credo, da una sensación de cabecita tan pura, y pura no quiere decir despoblada, al contrario, cuando son niños tienen la cabeza más hermosa que puede haber, con las mejores ideas y los más grandes sueños. Da toda la impresión de un niño al que le gusta el clásico fuchiboli, deambular por ahí, una onda Tom Sawyer de América Latina, un aventurero ausente en su propia diversión.
No sé si entenderán el grado de felicidad que me produce esa descripción de Andrés. Es el momento más lindo para verlos crecer, para tratar de entenderlos y para aprender todo el tiempo de ellos y me enternece hasta los huesos.
Rescato también la voz de Blades y su "pa los que busquen la salvación uooohh ooohhh" o sino cuando se manda un "surululuueeenan las campanas". Arriba Ruben!
Siguiendo con la historia, un día en la mitad del sermón, irrumpen justo para matar al Padre y además de dispararle también matan a Andrés.

Claramente tiene un fuerte contenido religioso, pero va mucho más allá de la religión y creo que apunta a la fe y a no matar la libertad. Quizás uno, y es mi caso, no comulgue con las ideas de los curas, pero a veces me parece que es rescatable el hecho de que aunque todos sigamos diferentes caminos para resaltar los valores más importantes, en definitiva ese es el objetivo que tenemos por delante. Entonces, seamos religiosos, seamos de un partido, no seamos de ninguna parte en especial, no importa a la hora de hacer sonar las campanas de la libertad, porque a esa si que la añoramos todos para todos. Se que parece un mensaje de paz de esos templos del jabon de la descarga y el manto de la piedad, pero no es así. Lejos muy lejos de eso, lo que intento transmitir es lo que me quedó de esta canción de Ruben.

Agrego que si bien el personaje de Antonio es ficticio, el tema está hecho para el Obizpo Arnulfo Romero, que en San Salvador protestó contra la dictadura y combatió la violencia y por desgracia fue asesinado en una iglesia.

Ahora, metiéndonos en el ritmo de esta canción, es increíble y me va a dar pie para la próxima entrada que estoy preparando en donde vamos a mover y divertirnos un rato, si es que me sale bien.